Tanto se ha comentado acerca de la calidad del Gobierno, que hace rato ya que la majadería está ocupando la agenda. En teoría, el cuestionamiento a nuestra Presidenta, tiene elementos que objetivamente hablando pueden ser pausibles, es indudable que ella no tiene una trayectoria política que hiciese pensar que su llegada a la presidencia de la república fuere el término de un proceso, pero tiene otra experiencia, la de miles de chilenos que sufrieron la tragedia de la dictadura. Dicha experiencia, la hace asumir un liderazgo distinto, sin duda sin las mismos patrones de conductas de los anteriores presidentes de Chile, pero con un ingrediente positivo, la cercanía, que no tiene que ver con el hecho de andar entre la multitud, sino el conocer por si misma, como es estar entre la multitud. El haber sido toda su vida, una persona de clase media, lejos de las redes del poder, la hacen tener la empatía con el ciudadano común por vivir las mismas experiencias. Ella de seguro andaba en micro, en metro, hacía la fila para sacar permiso de circulación, y pagaba sus cuentas. Todos estos elementos, nos hacen pensar que, si bien es cierto nuestra Presidenta no es un político tradicional, no es menos cierto que eso puede ser una gran ventaja. Por eso esperamos lo que debe ser, que este gobierno dé respuesta a los ciudadanos de sus problemas más graves, lo demás, también se verá en su momento.
